¿Por qué amamos las grandes historias de amor?
- Debora Sierra
- 26 jul
- 3 Min. de lectura
Abducida por una atmósfera de amor absoluta, de esos momentos idílicos, donde se respira amor y felicidad, donde ninguna tragedia puede opacar el momento, pienso: ¿por qué el mundo funciona mejor con el romanticismo? Porque es el motor de motivación de todos los tiempos, desde siempre y para siempre.
Podemos discutir, en esta década donde analizamos otras aristas de las situaciones que antes ni problematizábamos, el monopolio de los vínculos sexo- afectivos y si se quiere, la hegemonía de la felicidad que radica allí. Porque después de todo, el amor no tiene por qué ser absolutamente de pareja.
Siempre discuto con mis seres queridos que el amor de tu vida (un concepto que se busca incansablemente) es aquel inolvidable pero no por generarte adrenalina o ser imposible ni por haberte roto el corazón memorablemente, sino por causarte felicidad en grandes dosis. Esto lo podemos trasladar a cualquier otro vínculo: hijxs- amigxs- familiares. Sin embargo, ¿por qué cuando se piensa en el amor, automáticamente se sigue identificando a este en relación a una pareja sexo- afectiva? Esto es absolutamente la responsabilidad de grandes imperios: el del ratón, los creadores de grandes comedias románticas y si lo llevamos a nuestro territorio, pues ella, la creadora de las exitosas tiras infanto- juveniles, con quienes crecimos y pasamos momentos tomando la chocolatada a la tarde. Hay gente que se pasa la vida buscando un amor así, pero no nos olvidemos que esto es solo ficción ya que el amor va más con la tranquilidad y la paz, que con la adrenalina.
¿Por qué nos fascinan las historias de amor?
Quién nunca soltó una sonrisa cuando vio una película de amor, que tire la primera piedra. Éxito rotundo e indiscutible, fórmula infalible: los protagonistas tienen una vida aparentemente satisfactoria pero en algún momento de su historia todo se desvanece, es ahí donde aparece el caballero o la damisela para alterar su mundo, colocarlo patas para arriba, mostrarle otra forma de ver las cosas, impulsarle a nuevas ideas y acompañarle en el proceso.
Grandes dosis de canciones acorde, románticas y divertidas acompañan la trama así como corazones, flores, ositos, regalos, colores pasteles y por supuesto, todos esperamos el beso, y el momento del sexo suele ser memorable. El final feliz es el que nos convence de que todos podemos tener una historia igual, que nos genera pajaritos en el aire, mariposas en la panza, ganas de ser besados, adorados, venerados, deseados. Después de todo, si los protagonistas son felices ¿por qué nosotros no?
¿Qué es el amor?
En cuanto a las relaciones sexo-afectivas, algunos especialistas reducen el amor a una reacción química del cuerpo que tan solo dura segundos y sucede al principio de una relación: el llamado enamoramiento. El resto, se parece más a un vínculo de amistad y de familia, con compañerismo, pero lo que lo diferencia de estos son las dosis de sexo. Haciéndolo extensivo a otros vínculos: ¿qué sentimos cuando sentimos amor? ¿Acaso esto es subjetivo? Sentimos alegría por estar con ese ser, nos dan ganas de abrazar, o hacer
cariños, nos hace bien mimarnos y ser mimados, hablar y escuchar. Aunque también estar en silencio genera paz, en conclusión simplemente pasar momentos. La felicidad del otro es nuestra también, queremos su bienestar y tratamos de hacer todo para que eso suceda.

Las formas de amar
Abrazar
Besar
Acariciar
Hacer el amor
Dormir
Mirar
Reírse y divertirse, hacerse bromas y jugar
Tapar al otrx cuando duerme
Hacerle un té o darle los remedios si está enfermo
Hacer un masajito
Cuidarlo si tuvo un accidente
Estar, simplemente estar
Pensar en esa persona cuando tuviste un momento exitoso
Llamar a esa persona cuando transitaste una tragedia
Cocinarle lo que le gusta
Llevarle el desayuno a la cama
Hacerle un cafecito cuando llegan de noche
Escuchar mil veces las mismas historias o motivos de tristeza
Empujarla a que haga algo nuevo o que le genera miedo
Darle seguridad de que la estás acompañando cuando está aprendiendo algo nuevo Acompañar cuando la persona está vulnerable
Hacer sentir especial al otro cuando está ante gente que no conoce
Hacer silencio cuando el otro está durmiendo
No invadir, darle paz
Entender posturas contrapuestas a las nuestras solo por la felicidad de la otra persona
Entender que el bienestar del otro no siempre me genera felicidad pero lo hago por amor
Acompañar en un proceso de entendimiento del otro aunque sea tardío (abandonar o salir de una situación o vínculo donde no es valorado pero no se da cuenta)
Alejarse de esa persona porque no le estás haciendo bien
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